“POTESTAD”
Ánima,
semilla, soplo de vida. Legendario Mar Dulce, espejo de la Pampa que nos
muestra un horizonte llano e inalcanzable, impidiéndonos ver al otro, alentando
la fantasía de impunidad. El río es testigo. Todo lo ha absorbido en sus
reflujos y nos lo devuelve en sus orillas. Limo sedimentado de sueños y utopías
amalgamadas. Corriente de ausencias aparecidas. Murmullo de infinitas voces
sostienen un ríspido silencio.
Se dice que el Estado detenta “la potestad del monopolio del uso de la fuerza”. Esto se fundamenta en el concepto que una de sus responsabilidades primarias debiera ser el sostenimiento del “orden establecido”, manteniendo así alejada la posibilidad que cualquier fracción de la sociedad (cuyos intereses no correspondan al “bien común”) termine imponiéndose a través de la violencia. Sin embargo, la administración del uso de la fuerza por parte del Estado históricamente permitió a los poderosos intereses económicos de turno accionar a través de sus resortes en el gobierno acallando con flagrante parcialidad cualquier intento disidente. Esta situación se ha repetido como una letanía en ambas márgenes del Río de la Plata desde el establecimiento del sistema Colonial hasta la actualidad.
En estos días se alzan voces pidiendo que el Estado “cumpla con su deber” de mantener el “orden público”, “defendiendo los derechos” de los que están dentro del Sistema, reprimiendo a quienes han quedado fuera del mismo hace mucho tiempo. Debemos ser conscientes que nunca ha sido posible imponer racionalidad al ejercicio de la fuerza, y que el poder indiscriminado una vez otorgado no ha causado más que injusticias y crímenes aberrantes.
La
ilusión del Estado protector que está siempre allí para cuidarnos de cualquier
amenaza, se confunde con el “Gran Hermano” que nos vigila a cada momento
adivinando cualquier atisbo de disidencia.
Ricardo Pons (2004)
POTESTAD EN EL MUSEO PROVINCIAL DE LA MEMORIA LA PLATA - ABRIL/MAYO 2005
El Museo de Arte y Memoria los convoca a participar
en la muestra ¿Quiénes eran? que se llevará a cabo desde el 24 de marzo de 2005
hasta una fecha a confirmar. La propuesta es trabajar sobre los lineamientos
explicitados a continuación con una obra realizada especialmente para esta
exposición. Asimismo, de acuerdo a la propuesta de cada artista, el Museo costearía
gastos básicos de producción y acordaría con él/ella características generales
de la obra en función del espacio y las condiciones de montaje planteada por
cada propuesta.
¿Quiénes eran?
Primero fueron las siluetas pegadas en las paredes. Luego o a la par las fotos. Fotos de rostros en planos medios o primeros planos. Corrían los años 80 y la estrategia estético-política de los organismos de derechos humanos buscaba justamente eliminar las formas de individuación de la figura del desaparecido y del reclamo de sus familiares. Se procuraba de esta manera, subrayar la universalidad de la demanda, más allá de las identidades personales o políticas. Desde entonces y tras más de dos décadas de tránsito democrático, ha ido avanzando paulatinamente un proceso de subjetivación del desaparecido. La voluntad de que aparezcan ya no como víctimas. Para que sea posible recuperarlos e instalarlos en la memoria colectiva con la corporeidad que les negó el terrorismo de Estado.
¿Quiénes eran los desaparecidos? ¿Qué querían? ¿Por qué luchaban? ¿Todos querían lo mismo? ¿Cómo se gestó su compromiso político? ¿Siguiendo qué mandatos éticos, ideológicos o humanitarios?. Estas preguntas vuelven hoy a formularse buscando alumbrar nuevas zonas de nuestro pasado reciente. Porque es cierto que el rechazo al terrorismo de Estado se ha constituido en un núcleo central de la conciencia social. Pero no es menos cierto que hasta el momento algunas cuestiones han sido poco exploradas. O demandan un abordaje que deje de lado lugares comunes, una memoria de héroes o versiones épicas o gloriosas del pasado.
Desde este Museo y desde la Comisión por la Memoria creemos en el arte como puente para la transmisión, el diálogo y el debate. Por eso hemos decidido impulsar una muestra colectiva que vuelva a poner en el centro de la escena como tema, como interrogante la identidad del desaparecido. Que vuelva a plantearse quiénes eran desde este presente. Asumiendo el desafío y la libertad de hacerlo desde una paleta que les de carnadura. Que de cuenta de personas o de organizaciones. De opciones militantes. De sus similitudes y diferencias. Del país que soñaban. Del clima de ideas predominante en esos años. Del contexto mental y cultural que poco después hizo posible el terror planificado desde el estado. Estos son los tópicos que el Museo de Arte y Memoria propone como núcleos generadores de una muestra que convocará a artistas de distintas generaciones y tradiciones estéticas, pero unidos por el compromiso con una memoria crítica, signada por el legado de lo que no debe repetirse.
Museo de Arte y Memoria – La Plata - Provincia de Buenos Aires.
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Muestra colectiva de arte y memoria "Quienes eran"
Once artistas convocados por el Museo de Arte y Memoria de La Plata reflexionan sobre el terrorismo de estado. Videos, objetos, instalaciones, dibujo y pintura fueron los soportes elegidos por Aisenberg, Rocambole, Contreras, Escombros, Jitrik, Funes, Fasani, Taquini, Gil, Paez y Pons. La inauguración será hoy a las 19, en la sede del Museo, 9 entre 51 y 53.
¿Hasta qué punto las elaboraciones estéticas desafían algunos de los presupuestos acerca del terrorismo de Estado y los desaparecidos? Sobre la huella de estos y otros interrogantes el Museo de Arte y Memoria de la ciudad de La Plata (calle 9 Nº 984) se propuso impulsar una muestra que reflexionara sobre la memoria del terrorismo de Estado en la Argentina y sobre la identidad de los desaparecidos.
"No es cierto que la poesía responda a los enigmas. Nada responde a los enigmas. Pero formularlos desde el poema es develarlos, revelarlos. Sólo de esta manera el preguntar poético puede volverse respuesta, si nos arriesgamos a que la respuesta sea una pregunta". Esta cita de Alejandra Pizarnik encabeza el catálogo de la muestra y parece sintetizar el ánimo de los organizadores.
"Quienes eran" es el título de la muestra colectiva en la que participan 11 artistas de distintas generaciones y tradiciones estéticas: Diana Aisenberg, Claudia Contreras, Grupo Escombros, Andrea Fasani, Eduardo Gil, Magdalena Jitrik, Luján Funes, Pablo Páez, Ricardo Pons, Ricardo Cohen y Graciela Taquini. Todos ellos aceptaron la propuesta del Museo de trabajar a partir de ciertos núcleos temáticos. De este modo la muestra "Quienes eran" incluye obra inédita,
©2005 Diario El Día - La Plata, Buenos Aires, Argentina
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LA MUESTRA DEL MUSEO DE ARTE
Y MEMORIA DE LA PLATA
Las memorias deshabituadas
El museo platense acaba de inaugurar una exposición en la que los derechos humanos son abordados por once artistas a través de todos los lenguajes y formatos contemporáneos.
¿Hasta qué punto las elaboraciones estéticas desafían algunos de los presupuestos acerca del terrorismo de Estado y los desaparecidos? ¿Quiénes están socialmente habilitados para seleccionar e interpretar aquellos hechos del pasado que pasarán a formar parte de nuestra memoria? Sobre la huella de éstos y otros interrogantes, el Museo de Arte y Memoria de la ciudad de La Plata se propuso impulsar una muestra que reflexionara sobre la memoria del terrorismo de Estado en la Argentina y sobre la identidad de los desaparecidos, sin incurrir en versiones épicas, gloriosas o rígidas del pasado, sino buscando arrojar luz sobre territorios poco explorados de nuestro pasado reciente. No obstante, el pasado puede ser pensado no tanto como un “sitio” al que se acude por vía de la memoria sino, tal como propone Paul Ricoeur, como una cualidad de las cosas “pasadas” como se presentan en cada presente. Si entendemos y abordamos la memoria como un conjunto de prácticas a través de las cuales vamos construyendo nuestra propia identidad, quizá resulte válida la metáfora que la compara con un “lápiz que subraya acontecimientos, momentos y personas que nos han hecho ser quienes somos y que han hecho de nuestro mundo lo que ahora es”.
El título de esta nota responde al deseo de suponer que quien visite la exposición pondrá en crisis su memoria “habitual”, esa memoria rutinaria que contrasta y se distingue de las memorias narrativas que, por estar inmersas en afectos y emociones, son intersubjetivas y mantienen vigencia en el presente. El arte y, más precisamente, la experiencia estética son sin duda prácticas sociales que cobran sentido en la actividad relacional entre la obra y su espectador. Los once artistas convocados conforman, sin duda, un conjunto heterogéneo. Sus propuestas se despliegan sobre diversos formatos contemporáneos, tales como el video, la instalación y el objeto, pero también a través del dibujo y la pintura.
De Diana Aisenberg se presenta parte de su Historias del arte, diccionario de certezas e intuiciones, verdadero work in progress que, según su autora, “se construye a sí mismo a partir del encuentro con los otros. Su esencia reside en el montaje y edición de la información que proveen sus colaboradores”. Para mantener viva la memoria, en este caso la de un amigo desaparecido, es necesario tejer redes con “el otro”.
Por su parte, para Claudia Contreras el disparador ha sido la palabra “resiliencia”, utilizada por la física para referirse a la capacidad que posee un material de recobrar su forma original después de haber sido sometido a altas presiones. Por analogía, las ciencias humanas la utilizan para aludir a la facultad de hombres y mujeres que han atravesado situaciones adversas, saliendo no solamente a salvo, sino aún transformados por la experiencia. Contreras hace un señalamiento sobre esta palabra, la corporiza y teje una trama que incorpora delgadas tiras de papel, fotocopias del listado de desaparecidos publicados por la Conadep. “Cada tira es una persona diferente, un individuo único”, señala la artista.
El grupo Escombros, compuesto por José Altuna, Claudia Castro, Horacio D’Alessandro, David Edward, Adriana Fayad, Luis Pazos y Héctor Puppo, presenta la instalación Mate argentino, que remite a los recursos de yuxtaposición de realidades disímiles utilizados por el surrealismo, aunque sin abandonar el comentario de corte político. La obra se completa con un texto del historiador Emir Reitano.
En la propuesta de Andrea Fasani confluye su labor de ceramista, de artista autodidacta, su condición de ex detenida y su actividad como performer. Las piezas que diseña, moldea y denomina “bloqueadores” son objetos de uso personal, instrumentos que se ofrecen como una herramienta para resistir el dolor, la crudeza de la realidad, la intolerancia.
El fotógrafo Eduardo Gil trabaja sobre la idea de un mosaico fotográfico. Precisamente, las fotografías de los rostros de los desaparecidos fueron las que a principios de los años ’80 se constituyeron en la estrategia estético- política con que los organismos de derechos humanos reclamaron la aparición de sus familiares. Aún hoy, esas fotografías son las que acompañan desde pancartas, banderas o recordatorios en el diario Página/12 el reclamo de verdad y justicia que sigue pendiente.
Magdalena Jitrik y Luján Funes presentan una instalación gráfica que forma parte de un trabajo de investigación hemerográfico sobre el centro clandestino de detención conocido como “Olimpo”.
Pablo Páez muestra una monocopia en la que representa dos “realidades” sobre un mismo plano: en el primero, un hombre acurrucado sobre la vereda. A su lado, dos envases de cartón tetrabrik. En un segundo plano se ve la enorme y profunda vidriera de una casa de decoración. El espacioso lugar, además de los consabidos muebles de diseño moderno, exhibe retratos de Pinochet, Videla, Galtieri. Pero también de Martínez de Hoz, Menem, Cavallo y hasta de Bush. La secuencia abarca diversos responsables de la misma escena: la indigencia y la exclusión social.
La obra de Ricardo Pons se compone de imágenes que conforman la instalación titulada Potestad. Pero varias de estas imágenes fueron inicialmente proyectadas sobre el ala de un avión, porque Pons nos recuerda a los aviones como protagonistas de los vuelos de la muerte como emblemas del terrorismo de Estado.
Ricardo Cohen (Rocambole), diseñador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, presenta la obra Cómo no sentirme así –cita de una canción de los Redondos–, en la que alude a los efectos de la dictadura y las deudas sociales de la posdictadura.
Graciela Taquini participa en esta muestra con la video-instalación Resonancia, que sondea los laberintos de la memoria a través de un guión basado en el testimonio de una ex detenida-desaparecida, donde los acontecimientos pasados no son descriptos ni explicitados.
(Museo de Arte y Memoria de La Plata, calle 9 nº 984 entre 51 y 53, hasta fines de julio. Martes a viernes, de 14 a 19. Sábados, de 16 a 20.)
* Curadora de la muestra. Investigadora del Instituto Julio E. Payró (FFyL- UBA). Miembro de la Asociación de Críticos. Asesora de la Subsecretaría de Derechos Humanos del GCBA para el Parque de la Memoria.
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POTESTAD EN MARCAS OFICIALES - MUESTRA CURADA POR GRACIELA TAQUINI Y SANTIAGO TAVELLA (MONTEVIDEO-BUENOS AIRES 2004-2005)
MARCAS EN LA ORILLA ARGENTINA
El concepto de marca, de sello, desde la yerra ganadera a la marca registrada fue determinante en la discusión curatorial que se planteó entre el equipo uruguayo y el argentino para concebir esta exposición sobre iconografías nacionales y símbolos patrios trasmitidos desde el discurso oficial, un proyecto largamente acariciado por Santiago Tavella y que se realiza gracias a la generosidad de Alicia Haber. En un largo lapso hubo sucesivos encuentros, consultas y comunicaciones epistolares constantes. Esta experiencia cultural, esta labor en común rioplatense significativamente no es la primera. Los proyectos colaborativos entre gestores y artistas contemporáneos uruguayos y argentinos nacieron en el 2001 con Mayo Uruguayo y siguieron en el 2002 con Interfaces en Montevideo, y en el 2003 con Arte en Progresión, en Buenos Aires. Sin duda estos intercambios están sentando las bases de una futura Bienal de Arte Contemporáneo del Río de la Plata surgida más de vínculos, sentimientos, afinidades y amistades que de políticas oficiales concretas, si bien muchas instituciones abrieron sus puertas para que todo esto fuera posible.
Esta muestra desarrolla la confrontación entre dos discursos, el del poder constituido y el del arte del presente que despliega su producción de sentido deslizándolo a través de sus formatos, sus técnicas, sus temas, sus abordajes. Contrasta la imaginación, la libertad y el espíritu crítico de las prácticas estéticas frente al poder congelado, fijo y estructurado de lo institucional.
Los artistas por medio de sus obras desde lo formal, lo temático, lo iconográfico no ilustran, sino que fundan nuevas visiones sobre el mundo en que viven donde los conceptos de la muestra, en tela de juicio actuaron como disparadores. En este despliegue realizado por veinticuatro creadores rioplatenses se dirimen temas vigentes tales como el de la relación del arte con lo político, tratando de eludir siempre lo panfletario. Aparecen también otras preocupaciones, especialmente la pregunta por la identidad, individual, local, regional. Se reformulan instancias como los conceptos de ciudadanía, patria, territorio, entrando en cuestiones geopolíticas del presente tal como lo irreversible de la globalización y la posibilidad de una respuesta local.
Si bien estas problemáticas están presentes en marcos teóricos actuales provenientes de la filosofía, la historia, la sociología y la antropología, entre otras disciplinas, es muy raro que existan vasos comunicantes que busquen aportar esa otra perspectiva, tan valiosa como la de los académicos, la de los artistas visuales, en este caso, del Río de la Plata. Los estudios culturales son los que tienen conciencias de estos cruces sin quedar en compartimientos estancos. Este análisis se basa en escuchar y ver lo que los artistas enuncian, por eso carece de citas, más allá de la de los artistas.
Doce argentinos presentarán una serie de trabajos en los formatos contemporáneos de instalación, fotografía, objeto, video, performance haciendo señalamientos tangenciales, nunca explícitos con un sentido cuestionador, comunicándose con el espectador a partir de la experiencia estética para llegar a su reflexión en un camino de ida y vuelta. Todos los participantes fueron elegidos por su calidad y su compromiso con inquietudes sociopolíticas a través de su quehacer artístico. Desde el punto de vista estilístico, este envío representa un estadio de neoconceptualismo argentino muy influido por lo estético y determinado por la autorreferencialidad y la alusión al contexto.
Estos valores patrióticos impuestos, estas marcas oficiales se trasmiten través de símbolos alegorías, iconografías, objetos, próceres, sitios, emblemas, uniformes. De esa manera grupos de poder construyen una serie de paradigmas que estructuran un imaginario social, ideas-imágenes a través de las cuales se concibe una forma de identidad, se legitima una determinada hegemonía o se elaboran modelos formadores de buenos ciudadanos, buenos soldados, buenos alumnos. Todo ese universo es el que se pone en discusión.
Las instituciones jerárquicas como las Fuerzas Armadas transmiten valores en sus íconos, ritos y vestimentas. Pertenecer sin cuestionar, tiene sus privilegios.
Marcelo Grosman en su tríptico fotográfico casi renacentista en radiante technicolor nos muestra la efigie de un joven marino en su uniforme de gala. La pureza inmaculada del blanco del traje contrasta con su piel morena. Las condecoraciones con la frase Winner son, en realidad, de una regata. A cada lado pequeños retratos de grumetes radiantes e inmaculados (Laurel y Hardy?) afirman la traditio. No hay juicio moral en la lente. La historia de las culpas se completa en la memoria del espectador donde relampaguean los recuerdos de represores o las muertes sin sentido de la Guerra de Malvinas.
Otra institución determinante en el trasvasamiento de las tradiciones patrias es la escuela por medio de sus ritos, fiestas, emblemas, iconografías y próceres.
Agustín
Blanco, nacido
en el 76 en plena dictadura plantea una ambientación con pupitres y stencils
con efigies de revista escolar de una serie de héroes y villanos de la historia
argentina y algunos próceres uruguayos que exhibe en una sucesión aleatoria,
desjerarquizada, casi irritante en su condición de políticamente incorrecto. La
desmitificación se basa en su elección indiscriminada de justos y réprobos.
Serán los espectadores quienes podrán elegir dibujar el contorno de sus figuras
favoritas retornando a su condición de escolares. De su conciencia
histórica dependerá la elección.
Daniel Ontiveros quien,
en otra obra hizo crecer margaritas en su uniforme de ex combatiente,
propone el tema del delantal blanco para Argentina o la túnica con moña
uruguaya para reflexionar sobre la democracia y la identidad ya que ambos
delantales tienen bordado el mismo nombre. El blanco de la pureza,
nuevamente, aparece como motivo. De esta manera, Ontiveros, marca
el anhelo de progreso y movilidad social propio de la educación pública de las
jóvenes repúblicas del Sur. Y, al mismo tiempo, afirma que somos lo
mismo.
Nushi Muntaabski como ya lo hiciera en otra performance El Redondo, pone el cuerpo en una acción que luego se transformará en video performance protagonizada por una maestra que interpela al espectador-alumno. Ha elegido la incomunicación como una marca desde ese pequeño poder de la docente. No hay juicio, ni crítica, ni parodia. La acción producida el día de la inauguración será captada por la cámara dejando su huella electrónica.
Mercedes Pérez Bergliaffa enjuicia los conceptos de heroicidad y monumentalidad reformulando con sus fotos, sus objetos y sus animales embalsamados un montaje de choque, de contraste surrealista con el que socava las raíces de la glorificación. Lo modélico se contrapone a lo oscuro e irracional de lo animal muerto con un resultado pesadillesco y perturbador, casi propio de una imaginería de cine de terror de Clase B
Carlos Masotta desde el lugar
del arte y de la antropología visual volverá sobre el tema del análisis
del billete de cien pesos de la moneda argentina sobre el que había
incursionado en la muestra Pretérito
Presente, de Arte en Progresión. Descubre en Los Fantasmas de Roca
los oscuros espíritus que habitan la pieza de dinero más codiciada de los
argentinos. Bucea hasta descubrir relaciones insólitas entre la efigie
del General de la Campaña del Desierto y, en su reverso, el cuadro de Juan
Manuel Blanes, La
conquista del desierto. Descubre la coincidencia entre
ojos de un caballo con los del militar. Indaga, asimismo, sobre la
polaridad falso verdadero, con un detector de billetes.
Leonel Luna también manipula la obra del pintor de la patria, Juan Manuel Blanes arremetiendo con un clásico de la iconografía uruguaya El desembarco de los 33 Orientales. Incrusta, mediante técnicas digitales figuras en las mismas poses de los protagonistas de la pintura. Aparecen, así, chinos, coreanos, japoneses del presente logrando una literalidad que trasciende la ironía y remite al tema de la globalización, de nuevas migraciones, de hibridaciones impensables.
Leonel Luna también manipula la obra del pintor de la patria, Juan Manuel Blanes arremetiendo con un clásico de la iconografía uruguaya El desembarco de los 33 Orientales. Incrusta, mediante técnicas digitales figuras en las mismas poses de los protagonistas de la pintura. Aparecen, así, chinos, coreanos, japoneses del presente logrando una literalidad que trasciende la ironía y remite al tema de la globalización, de nuevas migraciones, de hibridaciones impensables.
Rosana Fuertes con su instalación de camisetas de fútbol, un formato que viene desarrollando desde 1993 remite al lugar del sentimiento nacionalista más ciego y fanático: las contiendas deportivas y, a la vez, a la rivalidad eterna rioplatense En una composición pictórica seriada que oscila entre lo op del celeste al blanco y lo pop del soporte alude más a lo que se funde y confunde que a lo que nos separa.
Karina El Azem recurre a la sacralidad de los lugares y monumentos históricos; la Pirámide de Mayo, monumento celebratorio por excelencia de nuestra emancipación, resignificado cada jueves por las rondas de las Madres de Plaza de Mayo, con sus pañuelos blancos. De esta forma produce una nueva señalización, recrea el plano de ubicación y un nuevo objeto pirámide rematado con la alegoría de la República, revestido con elementos tan contradictorios como perlas y balas. Plaza de Mayo, núcleo cívico, escenario de fastos y represiones, escaladas y bombardeos trasmutado por un fálico objeto fetiche
Ricardo Pons en Potestad, otorga un
nuevo giro a su obra Animas,
que primero fuera video, luego video instalación y que ahora deja su huella en
fotografías donde campean más símbolos, íconos, alegorías. La Republica
perdida, la Justicia ciega, una escarapela en el ala del avión de la marina que
arrojaba cuerpos en el Rio de la Plata. Su obra anuncia la eterna lucha
entre los ideales y el poder, la potestad está simbolizada por la peligrosa
luz roja de una baliza.
En La circunstancia que
nos afecta, Mara Facchin ambienta el interior de un hogar
burgués apenas con un dressoir adornado con objetos de yeso de un pseudo
y cursi clasicismo. “Junto con el nombre, la fecha de nacimiento y
la nacionalidad, datos iniciales de una biografía, los avatares históricos de
un país son circunstancias que nos afectan en lo público y lo privado. En un friso de luces esporádicas el mapa de la Argentina se
ilumina caprichosamente, como ciertos recuerdos” afirma Mara. Las
figuras alegóricas en yeso blanco están más cerca del concepto de cultura como
espacio domesticado que de aludir al género kitsch, y esa visión de la
cultura se traslada a los mapas, a los que impone esta vez otro nuevo sentido
de sanación, la luz.
Eduardo Molinari elige también el contexto doméstico con otro mueble, menos decorativo y con significados muy abiertos: el ropero, lugar de fantasmas y de secretos. Allí guarda su que en la cultura globalizada se cruza con el tema de la discriminación, del primer mundo, del tercer mundo, del desarraigo, de la marginación y de la inmigración legal e ilegal. Aborda el tema del quiebre del concepto de ciudadanía: "Una construcción política social sórdida que en este caso se inicia a partir del cerco económico que el pago de la deuda externa le impuso a la Nación, y que cada ciudadano tiene que enfrentar sobre sí mismo."
Al incursionar por estos temas estos jóvenes artistas que viven en una sociedad
que creció bajo el peso de la Dictadura, que pasó por la instancia de una
guerra absurda, que sufrió expulsión, la anarquía, el acorralamiento, y el
despojo sienten indudablemente dolor de la ausencia de valores tranquilizantes,
pero a la vez persisten en la esperanza de la creación.
Esta muestra se convertirá en un work in progress, en una sola y monumental instalación colectiva, que completará su sentido con las múltiples asociaciones que cada obra generará en su relación con las otras. Se convertirá en un laberinto de relaciones, de vectores que la modificarán en cada lectura.
Esta muestra se convertirá en un work in progress, en una sola y monumental instalación colectiva, que completará su sentido con las múltiples asociaciones que cada obra generará en su relación con las otras. Se convertirá en un laberinto de relaciones, de vectores que la modificarán en cada lectura.
Agradecimientos Ariel Vales, Susana Alegretti, Johnny Guelerman, Danny, Vitto.